Historia
Las primeras manifestaciones de fútbol en Madrid las impulsaron hacia 1890 los profesores de la Institución Libre de Enseñanza que habían ampliado estudios en Oxford y Cambridge, y cuyos alumnos formaron en la Moncloa, bajo la presidencia de Luis Bermejillo, el Foot-Ball Sky en 1896-1897, antecesor directo del Madrid Foot-Ball Club. Aún en vida del Sky, y como escisión del mismo, ya existía en la capital un Madrid Foot-Ball Club presidido por el empresario de artes gráficas de la calle Arenal Julián Palacios.
La fecha de nacimiento del Madrid F.B.C. sigue siendo aún hoy motivo de controversia: unos la fijan en la Junta General Extraordinaria de 6 de marzo de 1902, donde los treinta socios de la Entidad decidieron la constitución de la primera Junta Directiva; otros en el momento de la redacción del primer Reglamento de la entidad por su presidente Juan Padrós el 18 de abril, y una tercera tendencia sitúa su origen en la aprobación de esta normativa por el Gobierno Civil seis días después.
Como resultaba moneda corriente en esos años fundacionales del balompié español, el Madrid sufrió las consecuencias de varias escisiones (como la que dio lugar al Español de Madrid en octubre de 1903 y de nuevo en 1908), absorciones más o menos forzosas (como las del New y el Amicale a inicios de siglo) y fusiones voluntarias como la mantuvo con el Moderno en 1904-1905. Tras una serie de victorias en campeonatos regionales, el Madrid alcanzó categoría de gran Club a escala nacional con la obtención de los Campeonatos de España de 1905, 1906, 1907 y 1908. A partir de esa fecha, el Madrid sufrió una aguda crisis interna, cuando un nutrido grupo de jugadores y asociados abandonó la Entidad para refundar el Español.
En los albores de la década de los diez pudo darse por finalizada la entusiástica etapa de los “padres fundadores”. Pasados los primeros momentos de curiosidad por la novedad deportiva, se iniciaba la, a veces, ingrata tarea de mantener el esfuerzo deportivo y societario. En 1910, el Madrid se vio implicado en la "lucha fratricida" que libraron la naciente Federación Española creada el 14 de octubre del año anterior y la Unión Española de Clubs, patrocinada por los clubes vascos Athletic de Bilbao y el Club Ciclista de San Sebastián con apoyo madridista, sobre la potestad para organizar el Campeonato de España. La crisis de los dos campeonatos paralelos se resolvió parcialmente en septiembre de 1910 con la reincorporación de los tres clubes a la disciplina federativa. Sin embargo, se siguieron celebrando dos competiciones nacionales hasta que la FIFA otorgó plena autoridad a la Federación Española de Fútbol en 1913. No cabe duda de que la consolidación federativa y la continuidad de un torneo nacional de las características de la Copa de España supusieron un robustecimiento de la estructura interna de los clubes, obligados a disponer de terrenos de juego apropiados (el Madrid se trasladó al campo de O'Donnell en 1912) y cumplir una serie creciente de requisitos internos: estabilidad de plantillas deportivas y directivas, solvencia económica, etc.
Tras una conflictiva semifinal de Copa frente al F.C. Barcelona en la temporada 1915-1916, el Madrid obtuvo su quinto título nacional al año siguiente frente al Arenas de Guecho. Este éxito deportivo, flanqueado por sendos subcampeonatos, se tradujo en un incremento espectacular de la afición balompédica en Madrid (que obligó al Club blanco a trasladarse al velódromo de Ciudad Lineal en 1923 y a construir el primer estadio de Chamartín en 1924) y en el replanteamiento de la cuestión del amateurismo. En efecto, era la época en que la presión por un mejor espectáculo hizo que los grandes clubes comenzaran a fichar a jugadores que destacaban en otros equipos, que cobraban el desplazamiento y unas dietas, y que, por fin, disfrutaban de un puesto de trabajo más teórico que real. El amateurismo “marrón”, como llamaban los periódicos de la época al hecho de que los jugadores recibieran recompensas en dinero o contraprestaciones por trabajos a los que no acudían, enfrentó en el Madrid a quienes defendían la tradicional concepción aristocratizante del deporte y los partidarios de una idea más popular y democrática, que entendían el fútbol como un negocio en ciernes, con su correspondiente cortejo de inversiones y ganancias.
El Madrid, que obtuvo el título de Real Club el 29 de junio de 1920, realizó su primera gira europea por Italia esas Navidades, y su primera tournée por América en el verano de 1927. En junio del año anterior, una Asamblea de la RFEF había implantado oficialmente el profesionalismo en el fútbol. El Real Madrid presentó sus dos primeros contratos a favor de José María Peña Salegui y Miguel Álvarez García “Miguelón”. El fútbol profesional daba sus primeros pasos en España, generando una serie de exigencias económicas que los clubes modestos cada vez tenían más dificultad en cubrir con la participación en el único título importante del calendario futbolístico: la Copa de España. Fue entonces cuando, tras veinte meses de arduas negociaciones entre los campeones coperos ("minimalistas") y los clubes menos laureados ("maximalistas"), se puso en marcha el 23 de noviembre de 1928 el Torneo Nacional de Liga estructurado en dos Divisiones: una Primera con diez clubes (los seis campeones y los tres subcampeones de Copa, más un club que saldría de un torneo eliminatorio) y una Segunda con dos grupos de diez equipos cada uno.
La nueva Liga brindó al Real Madrid una incomparable capacidad de irradiación e influencia a nivel nacional. Volcado al profesionalismo, inició una ambiciosa política de fichajes que permitió la incorporación de Gaspar Rubio, Luis Regueiro (1928) y, sobre todo, del guardameta internacional Ricardo Zamora, contratado en 1930 por la cantidad récord de 150.000 pesetas. El "fenómeno Zamora" supuso la consagración del fútbol profesional español como fenómeno de masas, coincidiendo con la proclamación de la Segunda República. El Madrid perdió en 1931 el título de "Real", pero de la mano de los presidentes Luis Usera y Rafael Sánchez-Guerra vivió su segunda "edad de oro" con la obtención de los títulos de Liga de 1931-32 y 1932-33 y de las Copas de 1934 y 1936. La recordada parada de Zamora en este último encuentro, disputado frente al Barcelona en un clima de efervescencia prebélica, clausuró la primera etapa histórica del Club blanco. Sometido a un proceso de incautación por parte de la Federación Deportiva Obrera vinculada al Frente Popular, el Madrid trató de sobrevivir durante la guerra incorporándose al campeonato catalán, pero el veto del F.C. Barcelona obstaculizó su participación y aceleró la descomposición del equipo madridista en el otoño de 1936.
Los primeros años de la posguerra fueron los más duros de la historia del Madrid. Sin equipo, con el estadio en ruinas tras su transformación en campo de concentración, con gran parte de los trofeos y del archivo desaparecidos, y con la estructura societaria dislocada y sometida a un meticuloso proceso de depuración, su continuidad quedó al arbitrio de una Junta de Reconstrucción formada por los antiguos presidentes de la Entidad Pedro Parages, Adolfo Meléndez, Antonio Santos Peralba y el marqués de Bolarque, además del ex-directivo Santiago Bernabéu. El general de Intendencia Meléndez asumió la presidencia y logró resistir las presiones oficiales para que el Madrid (que tardó en recuperar su apelativo de "Real") quedase absorbido en el equipo de la Aviación Nacional, que poco después daría lugar al Atlético de Madrid. El equipo hizo su reaparición en Valladolid el 1º de octubre de 1939, y el 22 de octubre reabrió el estadio de Chamartín, que pudo ser reacondicionado gracias a una cuestación personal de 300.000 pesetas.
Los años cuarenta fueron los más pobres, deportivamente hablando, de la historia del Real Madrid durante el franquismo. Bajo las presidencias de Meléndez y de Santos Peralba, los resultados no pasaron de discretos frente a los logros del Bilbao, el Barcelona o el Atlético de Madrid. Además, la intromisión política en las actividades futbolísticas a través de la Delegación Nacional de Deportes de Falange Española le acarreó serios problemas, como el que se produjo a raíz del enfrentamiento con el F.C. Barcelona en las semifinales de Copa del Generalísimo de junio de 1943. El comportamiento del público madridista en el partido de vuelta, que finalizó con un escandaloso 11-1 favorable a los "merengues", fue el detonante de una crisis de relaciones que desembocó en el cese forzado de las Juntas Directivas de ambos clubes.
La llegada de Santiago Bernabéu a la Presidencia del Real Madrid en septiembre de ese año abrió el camino de la época más gloriosa del Club, que en veinte años se transformó en la Entidad más admirada y respetada del fútbol mundial. La base de ese gran salto adelante era un proyecto visionario: la construcción del estadio de mayor capacidad de Europa, acorde con la previsible multiplicación de los adeptos al "deporte rey" en la posguerra. Los terrenos necesarios para la ejecución de la obra, situados en la avenida de la Castellana, fueron adquiridos gracias a un préstamo de dos millones de pesetas cedidos por el Banco Mercantil e Industrial, el gran socio financiero de la Entidad hasta los años sesenta. La construcción del nuevo Chamartín, que adoptaría oficialmente el nombre de Santiago Bernabéu en enero de 1955, fue costeada gracias a tres emisiones consecutivas de obligaciones: la primera, de 20.000 títulos, por un total de diez millones de pesetas, se agotó en pocas horas en noviembre de 1944; la segunda, de 30.000 títulos por un total de quince millones, se emitió en marzo de 1946, y una tercera de 10.000 obligaciones por valor de cinco millones se ofreció al público en octubre de 1947. En total, 60.000 títulos por un total de 30 millones de pesetas, a los que se añadió un crédito de 15 millones concedido por el Banco Mercantil. Pero el coste total del nuevo Chamartín, inaugurado el 14 de diciembre de 1947 con un partido contra el equipo portugués de Os Belenenses, rebasó todos estos cálculos, y alcanzó un total de 68 millones de pesetas.
Los años de construcción del estadio fueron muy discretos en lo deportivo ya que, a pesar de los triunfos coperos de 1946 y 1947, el equipo estuvo a punto de descender a Segunda División en la temporada 1947-48. Logrado el sueño del nuevo estadio, con la situación financiera estabilizada y una afluencia masiva de nuevos socios (42.000 en 1953), Bernabéu afrontó el reto de modelar un equipo acorde con la grandeza patrimonial recién adquirida. La ocasión la ofreció el torneo conmemorativo del Cincuentenario de la Entidad disputado en marzo-abril de 1952 entre el anfitrión, el Norkoeping sueco y el Millonarios de Bogotá, en cuyas filas actuaba el que sería el mejor futbolista mundial de la década siguiente: el argentino Alfredo Di Stéfano. El rocambolesco fichaje de la "Saeta Rubia" por el Club blanco en enero-septiembre de 1953, en detrimento de su eterno rival azulgrana, con sentencia arbitral de la FIFA incluida, sigue haciendo correr ríos de tinta, y figurando en el primer lugar de las polémicas extradeportivas del fútbol español.
La llegada de Di Stéfano abrió el camino a una sucesión de triunfos nacionales (Ligas de 1953-54, 54-55, 56-57 y 57-58) e internacionales (Copas Latinas de 1955 y 1956) que culminaron en el pentacampeonato consecutivo de la Copa de Europa de Clubes Campeones (1955-56, 56-57, 57-58, 58-59 y 59-60), competición patrocinada a regañadientes por la recién creada UEFA tras ser promocionada por el diario francés L'Équipe y algunos destacados clubes europeos, entre los que el Real Madrid siempre actuó como vanguardia en pro de la reforma competitiva del fútbol continental.
En la década de los sesenta finalizó la época gloriosa de los triunfos europeos, y aunque el Club dominaba de forma absoluta el fútbol español con ocho títulos de Liga en los sesenta y seis en los setenta, y lograba en 1966 un sexto entorchado continental, su cotización en el extranjero descendió. Al tiempo, el declive del espectáculo futbolístico por el cierre del mercado de jugadores extranjeros decretado por la DND y por la retransmisión obligatoria de los partidos, sumió al Real Madrid en una aguda crisis presupuestaria, agravada por el acusado descenso en el número de socios. Ello no fue óbice para que la consolidación societaria fuera una realidad: no sólo se inauguró la Ciudad Deportiva en mayo de 1963, sino que se establecieron secciones deportivas independientes de fútbol, balonmano, atletismo, pelota, béisbol, voleibol o patinaje, organizados según su propio régimen, como las piscinas y el club de tenis. Los años gloriosos del fútbol espectáculo habían pasado irremisiblemente, y el Real Madrid debía aprestarse a soportar una larga temporada de vacas flacas, en la que los éxitos de la sección de baloncesto actuaron como paliativo de la sequía de trofeos internacionales del equipo de fútbol. El baloncesto, incorporado al Club madridista en 1930, tuvo su época dorada en los años sesenta y setenta bajo la batuta directiva de Raimundo Saporta (que fue también dirigente destacado de la FIBA) y la dirección técnica de Antonio Ferrándiz. Con la obtención de más de 80 títulos oficiales, entre los que se encuentran 28 Ligas (6 en ACB), 22 Copas, 8 Copas de Europa, 4 Recopas, 1 Copa Korac, 1 Mundial de Clubes y 3 Copas Intercontinentales, el equipo blanco ha ejercido durante más de 70 años de auténtico motor del baloncesto nacional.
La etapa del tardofranquismo y los primeros pasos de la transición fueron el contexto político donde estalló la crisis deportiva de la Entidad blanca: en la primavera de 1973, el Club se vio envuelto en la gran polémica de la "Torre Blanca", proyecto urbanístico que precisaba de la recalificación de los terrenos de Chamartín y que contó con la oposición frontal del Ayuntamiento de Madrid y de importantes poderes fácticos. Por otra parte, a partir de los setenta, los clubes y la opinión pública comenzaron a cuestionar la gestión autoritaria de las estructuras deportivas franquistas, y dirigieron frecuentemente su frustración contra el todopoderoso Real Madrid, acusándole de ser el "equipo del régimen". Pero la propia Entidad afrontaba un delicado futuro: a inicios de 1974 finalizó la larga etapa de Miguel Muñoz como entrenador, y en marzo de 1976 el Real Madrid confirmó el declive de su influencia europea tras el incidente del "loco de Chamartín" en la semifinal de Copa de Europa frente al Bayern de Múnich.
Cuando el 2 de junio de 1978 falleció Santiago Bernabéu, la directiva saliente, bajo la batuta de Saporta, trató de patronear una transición controlada que otorgó la presidencia a Luis de Carlos. Durante su mandato se agudizó la crisis deportiva (sólo se obtuvieron dos títulos de Liga y dos Copas del Rey) y se retrasó el necesario remozamiento de las estructuras de gestión del Club hasta la asunción de la presidencia por Ramón Mendoza (1985-95). La llamada "Quinta del Buitre" (liderada por Emilio Butragueño, Manolo Sanchís y José Miguel González, "Michel") simbolizó esta "edad de plata" del Real Madrid, líder incontestado en la escena doméstica (cinco ligas consecutivas en la segunda mitad de los ochenta), y de nuevo rival respetado en la contienda continental (dos Copas de la UEFA en 1985 y 1986). Sin embargo, el liderazgo del AC Milan en Europa a fines de los ochenta, el ascenso del Dream Team barcelonista a inicio de los noventa, y la mala imagen que dejaba el incremento de la violencia de los "Ultra Sur" empañaron la ejecutoria de la Entidad.
La entrada en vigor de la nueva Ley del Deporte en octubre de 1990 obligó a una drástica redefinición del la situación legal de los clubes de fútbol. El Real Madrid logró preservar su status de Asociación Deportiva, pero hubo que arbitrar fórmulas urgentes para obtener nuevos ingresos, más necesarios aún tras las cuantiosas sumas desembolsadas para la remodelación del estadio con vistas al Mundial '82. Esta gestión económica, llena de claroscuros, quedó simbolizada en el contrato que Mendoza firmó con la empresa Dorna en 1989, por la que hipotecó gran parte de los ingresos directos del Club para los siguientes 25 años. Los últimos años de Mendoza estuvieron repletos de escándalos, de mayor o menor cuantía, protagonizados por los miembros de la Junta Directiva; pero en última instancia fue el endeudamiento rampante de la entidad el asunto que le obligó a dimitir, tras una "conjura de palacio" que llevó a su vicepresidente Lorenzo Sanz a la Presidencia en noviembre de 1995.
La breve etapa de Sanz al frente del Club (1995-2000) se caracterizó por una fuerte inversión en fichajes (Capello, Seedorf, Roberto Carlos, Suker, Mijatovic, Panucci, etc.) favorecida por la llamada "guerra del fútbol" (la puja entre las grandes compañías mediáticas por la adquisición de los nuevos contratos televisivos). El Real Madrid recompró los derechos de merchandising cedidos a Dorna, pero el presupuesto seguía estando muy desequilibrado, con unos ingresos muy inferiores a los gastos. El déficit creciente contrastó con los grandes éxitos deportivos del final de la década de los noventa, ejemplificados en la consecución de la séptima y octava Copas de Europa en 1998 y 2000. Sin embargo, estos logros, que acrecentaron la leyenda banca y volvieron a situar a la Entidad en la cúspide del fútbol mundial (logró su segunda Copa Intercontinental a fines de 1998) no consiguieron detener el proceso de endeudamiento ni evitaron la derrota de Sanz en las elecciones a la Presidencia celebradas en julio de 2000.
Los primeros años de la presidencia de Florentino Pérez se han caracterizado por la remodelación de la estructura técnica y de gestión (se nombró presidente de honor del Club a Alfredo Di Stefano y director general deportivo a Jorge Valdano) y la solución al grave problema de endeudamiento de la Entidad gracias al acuerdo firmado el 7 de mayo de 2001 con la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid para la recalificación de los terrenos de la Ciudad Deportiva. Con ello el Club ingresaba más de 80.000 millones, liquidaba su deuda histórica, que se evaluaba en casi 50.000 millones, y disponía de recursos para iniciar el proyecto de “Ciudad del Madridismo”. En el terreno estrictamente deportivo, los fichajes espectaculares de Luis Figo y Zinedine Zidane fueron el prólogo del primer gran éxito internacional de la "era Florentino": la novena Copa de Europa obtenida en 2002 frente al Bayer Leverkussen. A inicios de esta nueva centuria, y en medio de los fastos del centenario del Club, el Real Madrid parecía seguir la senda de éxitos que le había permitido, en diciembre de 2000, ser distinguido por la FIFA como el mejor Club del mundo del siglo XX, a lo que contribuyó la consecución de la Supercopa de Europa en agosto de 2002, un título que se le resistía, y la tercera Copa Intercontinental de su historia, en noviembre del mismo año frente al Olimpia de Asunción.
La temporada 2002 se había inaugurado además con un nuevo fichaje "estratosférico": tras una larga negociación con el Inter de Milán, el "mejor jugador del mundo", el brasileño Ronaldo ingresó en el equipo, un refuerzo que lograba afianzar aún más la plantilla madridista, ya de por sí incomparable. La nómina de estrellas del equipo aumentó en junio de 2003 con el fichaje de David Beckham, el jugador más preciado del Manchester United y el más popular del planeta, al menos en cuanto a rendimiento comercial.
En 2006 Florentino Pérez abandonó la presidencia del Real Madrid, ocupándola Ramón Calderón, bajo cuyo mandato se conquistaron dos ligas y una Supercopa de España. En 2009 este pierde la condición de presidente y la ocupa temporalmente Ramón Boluda, hasta la elección poco tiempo después de Florentino Pérez como nuevo presidente. Esto dio lugar a una nueva época de esplendor que todavía continua. Se realizaron grandes fichajes, como los de Cristiano Ronaldo (convirtiéndose en el jugador más caro de la historia por haber costado 93 millones de euros), Kaká, Xabi Alonso, Özil o Modric.
La fecha de nacimiento del Madrid F.B.C. sigue siendo aún hoy motivo de controversia: unos la fijan en la Junta General Extraordinaria de 6 de marzo de 1902, donde los treinta socios de la Entidad decidieron la constitución de la primera Junta Directiva; otros en el momento de la redacción del primer Reglamento de la entidad por su presidente Juan Padrós el 18 de abril, y una tercera tendencia sitúa su origen en la aprobación de esta normativa por el Gobierno Civil seis días después.
Como resultaba moneda corriente en esos años fundacionales del balompié español, el Madrid sufrió las consecuencias de varias escisiones (como la que dio lugar al Español de Madrid en octubre de 1903 y de nuevo en 1908), absorciones más o menos forzosas (como las del New y el Amicale a inicios de siglo) y fusiones voluntarias como la mantuvo con el Moderno en 1904-1905. Tras una serie de victorias en campeonatos regionales, el Madrid alcanzó categoría de gran Club a escala nacional con la obtención de los Campeonatos de España de 1905, 1906, 1907 y 1908. A partir de esa fecha, el Madrid sufrió una aguda crisis interna, cuando un nutrido grupo de jugadores y asociados abandonó la Entidad para refundar el Español.
En los albores de la década de los diez pudo darse por finalizada la entusiástica etapa de los “padres fundadores”. Pasados los primeros momentos de curiosidad por la novedad deportiva, se iniciaba la, a veces, ingrata tarea de mantener el esfuerzo deportivo y societario. En 1910, el Madrid se vio implicado en la "lucha fratricida" que libraron la naciente Federación Española creada el 14 de octubre del año anterior y la Unión Española de Clubs, patrocinada por los clubes vascos Athletic de Bilbao y el Club Ciclista de San Sebastián con apoyo madridista, sobre la potestad para organizar el Campeonato de España. La crisis de los dos campeonatos paralelos se resolvió parcialmente en septiembre de 1910 con la reincorporación de los tres clubes a la disciplina federativa. Sin embargo, se siguieron celebrando dos competiciones nacionales hasta que la FIFA otorgó plena autoridad a la Federación Española de Fútbol en 1913. No cabe duda de que la consolidación federativa y la continuidad de un torneo nacional de las características de la Copa de España supusieron un robustecimiento de la estructura interna de los clubes, obligados a disponer de terrenos de juego apropiados (el Madrid se trasladó al campo de O'Donnell en 1912) y cumplir una serie creciente de requisitos internos: estabilidad de plantillas deportivas y directivas, solvencia económica, etc.
Tras una conflictiva semifinal de Copa frente al F.C. Barcelona en la temporada 1915-1916, el Madrid obtuvo su quinto título nacional al año siguiente frente al Arenas de Guecho. Este éxito deportivo, flanqueado por sendos subcampeonatos, se tradujo en un incremento espectacular de la afición balompédica en Madrid (que obligó al Club blanco a trasladarse al velódromo de Ciudad Lineal en 1923 y a construir el primer estadio de Chamartín en 1924) y en el replanteamiento de la cuestión del amateurismo. En efecto, era la época en que la presión por un mejor espectáculo hizo que los grandes clubes comenzaran a fichar a jugadores que destacaban en otros equipos, que cobraban el desplazamiento y unas dietas, y que, por fin, disfrutaban de un puesto de trabajo más teórico que real. El amateurismo “marrón”, como llamaban los periódicos de la época al hecho de que los jugadores recibieran recompensas en dinero o contraprestaciones por trabajos a los que no acudían, enfrentó en el Madrid a quienes defendían la tradicional concepción aristocratizante del deporte y los partidarios de una idea más popular y democrática, que entendían el fútbol como un negocio en ciernes, con su correspondiente cortejo de inversiones y ganancias.
El Madrid, que obtuvo el título de Real Club el 29 de junio de 1920, realizó su primera gira europea por Italia esas Navidades, y su primera tournée por América en el verano de 1927. En junio del año anterior, una Asamblea de la RFEF había implantado oficialmente el profesionalismo en el fútbol. El Real Madrid presentó sus dos primeros contratos a favor de José María Peña Salegui y Miguel Álvarez García “Miguelón”. El fútbol profesional daba sus primeros pasos en España, generando una serie de exigencias económicas que los clubes modestos cada vez tenían más dificultad en cubrir con la participación en el único título importante del calendario futbolístico: la Copa de España. Fue entonces cuando, tras veinte meses de arduas negociaciones entre los campeones coperos ("minimalistas") y los clubes menos laureados ("maximalistas"), se puso en marcha el 23 de noviembre de 1928 el Torneo Nacional de Liga estructurado en dos Divisiones: una Primera con diez clubes (los seis campeones y los tres subcampeones de Copa, más un club que saldría de un torneo eliminatorio) y una Segunda con dos grupos de diez equipos cada uno.
La nueva Liga brindó al Real Madrid una incomparable capacidad de irradiación e influencia a nivel nacional. Volcado al profesionalismo, inició una ambiciosa política de fichajes que permitió la incorporación de Gaspar Rubio, Luis Regueiro (1928) y, sobre todo, del guardameta internacional Ricardo Zamora, contratado en 1930 por la cantidad récord de 150.000 pesetas. El "fenómeno Zamora" supuso la consagración del fútbol profesional español como fenómeno de masas, coincidiendo con la proclamación de la Segunda República. El Madrid perdió en 1931 el título de "Real", pero de la mano de los presidentes Luis Usera y Rafael Sánchez-Guerra vivió su segunda "edad de oro" con la obtención de los títulos de Liga de 1931-32 y 1932-33 y de las Copas de 1934 y 1936. La recordada parada de Zamora en este último encuentro, disputado frente al Barcelona en un clima de efervescencia prebélica, clausuró la primera etapa histórica del Club blanco. Sometido a un proceso de incautación por parte de la Federación Deportiva Obrera vinculada al Frente Popular, el Madrid trató de sobrevivir durante la guerra incorporándose al campeonato catalán, pero el veto del F.C. Barcelona obstaculizó su participación y aceleró la descomposición del equipo madridista en el otoño de 1936.
Los primeros años de la posguerra fueron los más duros de la historia del Madrid. Sin equipo, con el estadio en ruinas tras su transformación en campo de concentración, con gran parte de los trofeos y del archivo desaparecidos, y con la estructura societaria dislocada y sometida a un meticuloso proceso de depuración, su continuidad quedó al arbitrio de una Junta de Reconstrucción formada por los antiguos presidentes de la Entidad Pedro Parages, Adolfo Meléndez, Antonio Santos Peralba y el marqués de Bolarque, además del ex-directivo Santiago Bernabéu. El general de Intendencia Meléndez asumió la presidencia y logró resistir las presiones oficiales para que el Madrid (que tardó en recuperar su apelativo de "Real") quedase absorbido en el equipo de la Aviación Nacional, que poco después daría lugar al Atlético de Madrid. El equipo hizo su reaparición en Valladolid el 1º de octubre de 1939, y el 22 de octubre reabrió el estadio de Chamartín, que pudo ser reacondicionado gracias a una cuestación personal de 300.000 pesetas.
Los años cuarenta fueron los más pobres, deportivamente hablando, de la historia del Real Madrid durante el franquismo. Bajo las presidencias de Meléndez y de Santos Peralba, los resultados no pasaron de discretos frente a los logros del Bilbao, el Barcelona o el Atlético de Madrid. Además, la intromisión política en las actividades futbolísticas a través de la Delegación Nacional de Deportes de Falange Española le acarreó serios problemas, como el que se produjo a raíz del enfrentamiento con el F.C. Barcelona en las semifinales de Copa del Generalísimo de junio de 1943. El comportamiento del público madridista en el partido de vuelta, que finalizó con un escandaloso 11-1 favorable a los "merengues", fue el detonante de una crisis de relaciones que desembocó en el cese forzado de las Juntas Directivas de ambos clubes.
La llegada de Santiago Bernabéu a la Presidencia del Real Madrid en septiembre de ese año abrió el camino de la época más gloriosa del Club, que en veinte años se transformó en la Entidad más admirada y respetada del fútbol mundial. La base de ese gran salto adelante era un proyecto visionario: la construcción del estadio de mayor capacidad de Europa, acorde con la previsible multiplicación de los adeptos al "deporte rey" en la posguerra. Los terrenos necesarios para la ejecución de la obra, situados en la avenida de la Castellana, fueron adquiridos gracias a un préstamo de dos millones de pesetas cedidos por el Banco Mercantil e Industrial, el gran socio financiero de la Entidad hasta los años sesenta. La construcción del nuevo Chamartín, que adoptaría oficialmente el nombre de Santiago Bernabéu en enero de 1955, fue costeada gracias a tres emisiones consecutivas de obligaciones: la primera, de 20.000 títulos, por un total de diez millones de pesetas, se agotó en pocas horas en noviembre de 1944; la segunda, de 30.000 títulos por un total de quince millones, se emitió en marzo de 1946, y una tercera de 10.000 obligaciones por valor de cinco millones se ofreció al público en octubre de 1947. En total, 60.000 títulos por un total de 30 millones de pesetas, a los que se añadió un crédito de 15 millones concedido por el Banco Mercantil. Pero el coste total del nuevo Chamartín, inaugurado el 14 de diciembre de 1947 con un partido contra el equipo portugués de Os Belenenses, rebasó todos estos cálculos, y alcanzó un total de 68 millones de pesetas.
Los años de construcción del estadio fueron muy discretos en lo deportivo ya que, a pesar de los triunfos coperos de 1946 y 1947, el equipo estuvo a punto de descender a Segunda División en la temporada 1947-48. Logrado el sueño del nuevo estadio, con la situación financiera estabilizada y una afluencia masiva de nuevos socios (42.000 en 1953), Bernabéu afrontó el reto de modelar un equipo acorde con la grandeza patrimonial recién adquirida. La ocasión la ofreció el torneo conmemorativo del Cincuentenario de la Entidad disputado en marzo-abril de 1952 entre el anfitrión, el Norkoeping sueco y el Millonarios de Bogotá, en cuyas filas actuaba el que sería el mejor futbolista mundial de la década siguiente: el argentino Alfredo Di Stéfano. El rocambolesco fichaje de la "Saeta Rubia" por el Club blanco en enero-septiembre de 1953, en detrimento de su eterno rival azulgrana, con sentencia arbitral de la FIFA incluida, sigue haciendo correr ríos de tinta, y figurando en el primer lugar de las polémicas extradeportivas del fútbol español.
La llegada de Di Stéfano abrió el camino a una sucesión de triunfos nacionales (Ligas de 1953-54, 54-55, 56-57 y 57-58) e internacionales (Copas Latinas de 1955 y 1956) que culminaron en el pentacampeonato consecutivo de la Copa de Europa de Clubes Campeones (1955-56, 56-57, 57-58, 58-59 y 59-60), competición patrocinada a regañadientes por la recién creada UEFA tras ser promocionada por el diario francés L'Équipe y algunos destacados clubes europeos, entre los que el Real Madrid siempre actuó como vanguardia en pro de la reforma competitiva del fútbol continental.
En la década de los sesenta finalizó la época gloriosa de los triunfos europeos, y aunque el Club dominaba de forma absoluta el fútbol español con ocho títulos de Liga en los sesenta y seis en los setenta, y lograba en 1966 un sexto entorchado continental, su cotización en el extranjero descendió. Al tiempo, el declive del espectáculo futbolístico por el cierre del mercado de jugadores extranjeros decretado por la DND y por la retransmisión obligatoria de los partidos, sumió al Real Madrid en una aguda crisis presupuestaria, agravada por el acusado descenso en el número de socios. Ello no fue óbice para que la consolidación societaria fuera una realidad: no sólo se inauguró la Ciudad Deportiva en mayo de 1963, sino que se establecieron secciones deportivas independientes de fútbol, balonmano, atletismo, pelota, béisbol, voleibol o patinaje, organizados según su propio régimen, como las piscinas y el club de tenis. Los años gloriosos del fútbol espectáculo habían pasado irremisiblemente, y el Real Madrid debía aprestarse a soportar una larga temporada de vacas flacas, en la que los éxitos de la sección de baloncesto actuaron como paliativo de la sequía de trofeos internacionales del equipo de fútbol. El baloncesto, incorporado al Club madridista en 1930, tuvo su época dorada en los años sesenta y setenta bajo la batuta directiva de Raimundo Saporta (que fue también dirigente destacado de la FIBA) y la dirección técnica de Antonio Ferrándiz. Con la obtención de más de 80 títulos oficiales, entre los que se encuentran 28 Ligas (6 en ACB), 22 Copas, 8 Copas de Europa, 4 Recopas, 1 Copa Korac, 1 Mundial de Clubes y 3 Copas Intercontinentales, el equipo blanco ha ejercido durante más de 70 años de auténtico motor del baloncesto nacional.
La etapa del tardofranquismo y los primeros pasos de la transición fueron el contexto político donde estalló la crisis deportiva de la Entidad blanca: en la primavera de 1973, el Club se vio envuelto en la gran polémica de la "Torre Blanca", proyecto urbanístico que precisaba de la recalificación de los terrenos de Chamartín y que contó con la oposición frontal del Ayuntamiento de Madrid y de importantes poderes fácticos. Por otra parte, a partir de los setenta, los clubes y la opinión pública comenzaron a cuestionar la gestión autoritaria de las estructuras deportivas franquistas, y dirigieron frecuentemente su frustración contra el todopoderoso Real Madrid, acusándole de ser el "equipo del régimen". Pero la propia Entidad afrontaba un delicado futuro: a inicios de 1974 finalizó la larga etapa de Miguel Muñoz como entrenador, y en marzo de 1976 el Real Madrid confirmó el declive de su influencia europea tras el incidente del "loco de Chamartín" en la semifinal de Copa de Europa frente al Bayern de Múnich.
Cuando el 2 de junio de 1978 falleció Santiago Bernabéu, la directiva saliente, bajo la batuta de Saporta, trató de patronear una transición controlada que otorgó la presidencia a Luis de Carlos. Durante su mandato se agudizó la crisis deportiva (sólo se obtuvieron dos títulos de Liga y dos Copas del Rey) y se retrasó el necesario remozamiento de las estructuras de gestión del Club hasta la asunción de la presidencia por Ramón Mendoza (1985-95). La llamada "Quinta del Buitre" (liderada por Emilio Butragueño, Manolo Sanchís y José Miguel González, "Michel") simbolizó esta "edad de plata" del Real Madrid, líder incontestado en la escena doméstica (cinco ligas consecutivas en la segunda mitad de los ochenta), y de nuevo rival respetado en la contienda continental (dos Copas de la UEFA en 1985 y 1986). Sin embargo, el liderazgo del AC Milan en Europa a fines de los ochenta, el ascenso del Dream Team barcelonista a inicio de los noventa, y la mala imagen que dejaba el incremento de la violencia de los "Ultra Sur" empañaron la ejecutoria de la Entidad.
La entrada en vigor de la nueva Ley del Deporte en octubre de 1990 obligó a una drástica redefinición del la situación legal de los clubes de fútbol. El Real Madrid logró preservar su status de Asociación Deportiva, pero hubo que arbitrar fórmulas urgentes para obtener nuevos ingresos, más necesarios aún tras las cuantiosas sumas desembolsadas para la remodelación del estadio con vistas al Mundial '82. Esta gestión económica, llena de claroscuros, quedó simbolizada en el contrato que Mendoza firmó con la empresa Dorna en 1989, por la que hipotecó gran parte de los ingresos directos del Club para los siguientes 25 años. Los últimos años de Mendoza estuvieron repletos de escándalos, de mayor o menor cuantía, protagonizados por los miembros de la Junta Directiva; pero en última instancia fue el endeudamiento rampante de la entidad el asunto que le obligó a dimitir, tras una "conjura de palacio" que llevó a su vicepresidente Lorenzo Sanz a la Presidencia en noviembre de 1995.
La breve etapa de Sanz al frente del Club (1995-2000) se caracterizó por una fuerte inversión en fichajes (Capello, Seedorf, Roberto Carlos, Suker, Mijatovic, Panucci, etc.) favorecida por la llamada "guerra del fútbol" (la puja entre las grandes compañías mediáticas por la adquisición de los nuevos contratos televisivos). El Real Madrid recompró los derechos de merchandising cedidos a Dorna, pero el presupuesto seguía estando muy desequilibrado, con unos ingresos muy inferiores a los gastos. El déficit creciente contrastó con los grandes éxitos deportivos del final de la década de los noventa, ejemplificados en la consecución de la séptima y octava Copas de Europa en 1998 y 2000. Sin embargo, estos logros, que acrecentaron la leyenda banca y volvieron a situar a la Entidad en la cúspide del fútbol mundial (logró su segunda Copa Intercontinental a fines de 1998) no consiguieron detener el proceso de endeudamiento ni evitaron la derrota de Sanz en las elecciones a la Presidencia celebradas en julio de 2000.
Los primeros años de la presidencia de Florentino Pérez se han caracterizado por la remodelación de la estructura técnica y de gestión (se nombró presidente de honor del Club a Alfredo Di Stefano y director general deportivo a Jorge Valdano) y la solución al grave problema de endeudamiento de la Entidad gracias al acuerdo firmado el 7 de mayo de 2001 con la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid para la recalificación de los terrenos de la Ciudad Deportiva. Con ello el Club ingresaba más de 80.000 millones, liquidaba su deuda histórica, que se evaluaba en casi 50.000 millones, y disponía de recursos para iniciar el proyecto de “Ciudad del Madridismo”. En el terreno estrictamente deportivo, los fichajes espectaculares de Luis Figo y Zinedine Zidane fueron el prólogo del primer gran éxito internacional de la "era Florentino": la novena Copa de Europa obtenida en 2002 frente al Bayer Leverkussen. A inicios de esta nueva centuria, y en medio de los fastos del centenario del Club, el Real Madrid parecía seguir la senda de éxitos que le había permitido, en diciembre de 2000, ser distinguido por la FIFA como el mejor Club del mundo del siglo XX, a lo que contribuyó la consecución de la Supercopa de Europa en agosto de 2002, un título que se le resistía, y la tercera Copa Intercontinental de su historia, en noviembre del mismo año frente al Olimpia de Asunción.
La temporada 2002 se había inaugurado además con un nuevo fichaje "estratosférico": tras una larga negociación con el Inter de Milán, el "mejor jugador del mundo", el brasileño Ronaldo ingresó en el equipo, un refuerzo que lograba afianzar aún más la plantilla madridista, ya de por sí incomparable. La nómina de estrellas del equipo aumentó en junio de 2003 con el fichaje de David Beckham, el jugador más preciado del Manchester United y el más popular del planeta, al menos en cuanto a rendimiento comercial.
En 2006 Florentino Pérez abandonó la presidencia del Real Madrid, ocupándola Ramón Calderón, bajo cuyo mandato se conquistaron dos ligas y una Supercopa de España. En 2009 este pierde la condición de presidente y la ocupa temporalmente Ramón Boluda, hasta la elección poco tiempo después de Florentino Pérez como nuevo presidente. Esto dio lugar a una nueva época de esplendor que todavía continua. Se realizaron grandes fichajes, como los de Cristiano Ronaldo (convirtiéndose en el jugador más caro de la historia por haber costado 93 millones de euros), Kaká, Xabi Alonso, Özil o Modric.
Palmarés
Liga: 1932, 1933, 1954, 1955, 1957, 1958, 1961, 1962, 1963, 1964, 1965, 1967, 1968, 1969, 1972, 1975, 1976, 1978, 1979, 1980, 1986, 1987, 1988, 1989, 1990, 1995, 1997, 2001, 2003, 2007, 2008, 2012. (32)
Copa del Rey: 1905, 1906, 1907, 1908, 1917, 1934, 1936, 1946, 1947, 1962, 1970, 1974, 1975, 1980, 1982, 1989, 1993, 2011. (18)
Supercopa de España: 1987-88, 1988-89, 1989-90, 1992-93, 1996-97, 2000-2001 y 2008-2009. (7)
Copa de Europa: 1956, 1957, 1958, 1959, 1960, 1966, 1998, 2000 y 2002. (9)
Copa de la UEFA: 1985 y 1986. (2)
Copa Intercontinental: 1960, 1998 y 2002. (3)
Supercopa Europa: 2002. (1)
Copa de la Liga: 1985. (1)
Copa Latina: 1955 y 1957. (2)
Pequeñas copas del mundo: 1952 y 1956. (2)
Trofeos mancomunados: 1931, 1932, 1933, 1934 y 1935. (5)
Campeonatos regionales: 1903, 1904, 1905, 1906, 1907, 1912, 1915, 1916, 1917, 1919, 1921, 1922, 1923, 1925, 1926, 1928, 1929 y 1930. (18)
Copa del Rey: 1905, 1906, 1907, 1908, 1917, 1934, 1936, 1946, 1947, 1962, 1970, 1974, 1975, 1980, 1982, 1989, 1993, 2011. (18)
Supercopa de España: 1987-88, 1988-89, 1989-90, 1992-93, 1996-97, 2000-2001 y 2008-2009. (7)
Copa de Europa: 1956, 1957, 1958, 1959, 1960, 1966, 1998, 2000 y 2002. (9)
Copa de la UEFA: 1985 y 1986. (2)
Copa Intercontinental: 1960, 1998 y 2002. (3)
Supercopa Europa: 2002. (1)
Copa de la Liga: 1985. (1)
Copa Latina: 1955 y 1957. (2)
Pequeñas copas del mundo: 1952 y 1956. (2)
Trofeos mancomunados: 1931, 1932, 1933, 1934 y 1935. (5)
Campeonatos regionales: 1903, 1904, 1905, 1906, 1907, 1912, 1915, 1916, 1917, 1919, 1921, 1922, 1923, 1925, 1926, 1928, 1929 y 1930. (18)